miércoles, 22 de junio de 2011

Un nuevo habitante


Nerón, un cachorro de seis meses, mastín de los Pirineos, llegó a la finca de Miguel (nuestro vecino) el pasado domingo. Como sus animales son también parte de nuestra finca, estamos contentos.
Se había quedado muy triste el ambiente sin Estrella (que volverá este verano con su retoño) y el pony. Este no volverá, quedó tan afectado por las mordeduras del novio de Estrella, que se moriría de tristeza si tuviese que revivir algo de aquel incidente. Me da pena no volverlo a ver. Le sugerí a Miguel que lo trajese y que asumiera el papel de padre adoptivo del burrito de Estrella, pero quiere mucho a sus animales y cree que está mejor donde vive ahora.
Le dejaré la cámara para que le haga unas fotos.
Bajé a conocer a Nerón el pasado martes. Es tímido y asustadizo. No quiso en ningún momento acercarse a mí.
¡Menudo guardian se ha traido Miguel! Un buenazo, como Anubis, el mastín de los Pirineos que tuvimos Fede y yo. Animales de presencia impresionante pero de gran nobleza.

La incoherencia de las higueras


Esta higuera , preciosa, se ha comportado como siempre, echando higos, sin ninguna clase de brevas.



Esta otra, al menos desde que la conozco, siempre ha dado brevas moradas. Están creciendo ahora y madurarán en septiembre. Alcanzan un buen tamaño. Está en el camino a la finca.


 

Esta higuerá que siempre echa brevas moradas, dió algunas tempranas que crecieron pronto y  han madurado y está empezando con brevas pequeñas que ahora están verdes, como siempre,  que maduran en septiembre.

 

Esta higuera empezó con brevas que ya han madurado y está echando los higos. Siempre ha dado higos.


Siempre he oido decir a la gente de por aquí que las higueras echaban primero brevas y luego higos. Nunca había dado mucho crédito esta afirmación. Quizá porque no había observado con detenimiento las higueras en esta época del año.
Este año les ha ocurrido a algunas higueras de la finca. Me explicó Juanti que cuando las higueras aún no han empezado a dar su fruto, hay un momento, en el que por razones desconocidas, algunas deciden fructificar con brevas, pero no pueden sacar adelante a estos frutos y vuelven a los higos. Las brevas hace ya un mes que están grandes, pero no maduran. Al lado de ellas están creciendo los higos que seguirán su crecimiento normal.
Así que resulta que en parte es cierto. No es que todas las higueras echen brevas, pero si algunas.
Un fenómeno curioso que resumo:
- Higueras que echan higos desde junio y tienen un proceso normal
- Higueras que empiezan con con brevas en mayo que maduran, crecen rápido y luego tienen  higos
- Higueras que echan brevas moradas en mayo, que maduran y luego siguen echando brevas que ahora están pequeñas. Ayer me comí dos de las brevas maduras de la higuera que hay en mi placita.
- Higueras que desde el principio echan brevas, pero pequeñas, como los higos, pero que crecen y maduran como brevas.
Un lío, vamos. No sé si ha quedado claro.

El avellano y el nogal


Tanto el avellano como el nogal están muy hermosos.
El avellano estaba creciendo un poco torcido, así que clavé un palo al lado y con una cuerda lo até a éste. Ahora está derecho.
Como me gustan tanto estos árboles despejé de rastrojos el trozo que los separa y dejé un pasillo desde el que pueden verse los dos.
Cuando sean grandes van a mejorar mucho la finca.

Horroroso descubrimiento




El pasado martes fui a la finca con la intención de regar los árboles, llevamos muchos días sin lluvia y el calor es muy fuerte. Esto es algo que merece el esfuerzo porque los pobres arbolicos deben estar sedientos y sé que agradecen un poco de agua.
 Cuando llegué a uno de los pinos pequeños y le estaba echando agua fui atacada por un enjanbre de avispas enfurecidas. Fueron unos segundos. Me picaron en el brazo (o pata) derecho. Debieron ser más de siete. Tres arriba, seguro,  y en el antebrazo no sé cuantas. El dolor era insoportable y me fui a echarme algo de barro, no tenía otra cosa a mano.
Medio recuperada pensé que allí había un avispero. Con el rastrillo,  para no acercarme,  levanté la maceta que rodea el alcorque del pinito y descbrí el maldito enjambre.
Algunas celdas ya estaban vacías, otras tenían aún el huevo aún sin eclosionar. Me pareció algo repugnante, más, incluso, que los aliens.
A la mañana siguiente, con el brazo (o pata) bien hinchado fui a fotografiarlo y destruirlo, lo hice a pedradas.
Habían nacido unas cuantas avispas más, aun podían verse los restos del huevo, otros aún no se habían abierto.
Ahora entiendo la agresividad que mostraron. Estaban ayudando a nacer a sus hermanas.
Habrá que hacer algo con esta especie, no la quiero en la finca. Tengo que idear un plan para desahacerme de ellas.

domingo, 12 de junio de 2011

Maravilloso descubrimiento




En ocasiones, sobre todo después de las lluvias, pasaba por lugares que olian  de forma  embriagadora.
Este mismo olor lo percibí en la finca, en el camino izquierdo, tras las últimas lluvias. Miré con atención entre las plantas que por allí crecen y descubrí en el propio camino y en un lateral el origen de ese olor: el tomillo blanco, una planta con numerosas aplicaciones médicas y gastronómicas. Un lujo de la naturaleza por muchos motivos.
Al estar en un camino su destino era ser cortado por la marabunta y arrastrado por el escarabajo pelotero.
Así que las arranqué con cuidado y las planté en otros lugares más protegidos. Algunas ya se han secado y otras van sobreviviendo. Espero que sus semillas germinen en marzo o abril y se expandan por la finca.
Si en vez de rastrojos molestos e insevibles, el tomillo se extiendiera por la finca, ésta se conviertiría en un lugar de ensueño, como el propio jardín del profeta.

Flor de la zarza


Este arbusto tan molesto y tan difícil de extinguir, tiene su floración en junio, flores bellísimas de las que luego saldrán las moras. Esta foto está tomada en el camino a la finca,  las zarzas que hay en ella son permanentemente atacadas por las especies habituales, Juanti y Alberto que, sin embargo, se muestran incapaces de acabar definitivamente con ellas,  pero les impiden su crecimiento y su posible floración.

Fauna ocasional IV

Las insanas costumbres de los basiliscos.


Tenemos de vez en cuando en la finca a esta otra especie, llamada Carlos.  Había venido en otras ocasiones acompañando al basilisco. Se limita a mirar sin hacer nada, con cara de aburrimiento. Sólo interesado en juguetear con Estrella y el pony.
Este especie se caracteriza por su absoluta falta de iniciativa, sin embargo es obediente y hace lo que se le pide.
Interesado en los árboles, este animal está desaprovechado ya que su pereza le hace propenso al vagabundeo. Bien amaestrado podría ser un buen cortador de leña, dada su envergadura física.
De orígenes señoritos (ay! me he pinchado con una hoja de encina), podemos relacionarlo con la especie de la cigarra, pero cuando se le ordena un trabajo tiene características propias de la marabunta.

domingo, 5 de junio de 2011

Maras

Mara rosa

                                                                       Mara blanca

                                                                      Mara azul 

Se conoce como maras a hordas de individuos, animales o plantas que van en grupo, generalmente de forma molesta o agresiva.
Me voy a referir a las maras de plantas con flores que ocupan la finca por sectores. Esto es debido a que año tras año van dejando sus semillas en una zona hasta convertirse en la mara predominante en ese sector
Si consideramos la totalidad de la finca podemos decir que es la azul la que domina sobre las demás. Pero hay otras, aquí muestro algunas.
Las ha habido amarillas en todos sus tonos, moradas....
Este año volverán a dejar sus semillas y el año que viene serán más.

Más sobre los aliens





Hace ya cuatro años que esta especie venida de más allá del sistema solar llegó a la finca.
Nunca pensaron encontrarse con una especie tan tenaz como la mía. Desde entonces me he dedicado a arrancarlas de raíz y tirarlas fuera de la finca.
Así que han cambiado su estrategia. La colonia principal que se encontraba en mi plaza se ha traslado a otros lugares, pero hasta allí he llegado para descubrirlas y proceder a su exterminio.
Han ido dejando vigías de pequeño tamaño tanto en la plaza como en otros lugares que colonizaron. Ni allí las dejo tranquilas.
Sé que es difícil exterminarlas pero no cejaré en mi empeño.
Pongo fotos donde se puede apreciar su fealdad y las vainas donde se incuban los descendientes.