Estrella, parte de la marabunta y una de las grullas han vuelto en el transcurso de esta última semana a la finca.
Primero vino Estrella, sin su retoño, tan pava como siempre, pero igual de guapa. Estaba mejor sin adornos, como llegó, ahora, Miguel le ha puesto unos collares que no la favorecen nada.
La marabunta y la grulla llegaron juntas y se enzarzaron rápidamente en la zarza, última obsesión de estas especies. Armados de tijeras, azadón y rastrillo, cortaron la zarza, la esparcieron por donde más puede molestar y se marcharon tan inesperadamente como habian venido.
Sólo les retrasó en su huida la invasión de un perro perdido que después de dar unas vueltas por la finca, desesperado, salió de ella con la misma inquietud que entró.