sábado, 26 de noviembre de 2011

Cinco semanas después

Si, nada menos que cinco semanas he tardado en volver a la finca, lo que quiero que se haga habitual, como lo era antes.
Entre el esguince, la cantidad de trabajo de la residencia que he tenido que hacer en casa y lo mal que me organizo, me he privado del único descanso que tengo, recorrer el camino hasta la finca, hacer algo por allí y obsevar los cambios que se producen en la naturaleza. Ver paisajes, pasear entre las viñas, saludar a Estrella (y darle uvas), en fin, olvidarme un poco de lo cotidiano, de lo que me preocupa, hacer ejercicio. Las ventajas de las que gozo  al ir allí.
Me la encontré preciosa.
Durante este més ha llovido bastante lo que ha puesto una delicada capa de hierba sobre el suelo de la finca. Por otro lado los días en que no ha llovido han sido bastante cálidos y las plantas no saben muy bien en qué época están. Las higueras casi han perdido todas su hojas, pero ya están echando brotes.
Desde luego, el cambio climático aquí se está produciendo. No ha helado ni una sola noche y el sol calienta a medio día. Afortunadamente ha llovido, no sé que pasaría si no lo hubiera hecho.

Me he encontrado mi nido precioso:



Y el resto de la finca ya muestra que el otoño ha llegado, con ciertas particularidades. Aún hay avispas y las hormigas se hacen unos hormigueros muy curiosos.



Las hormigas se hacen estos bonitos y útiles hormigueros:



Y la calzada romana luce en todo su esplendor.


Regreso a la finca

El día 25 de noviembre volví a la finca tras un largo periodo sin ir a ella.
Todo comenzó con el esguince que me hice el día 18 de octubre. A todo el mundo le he contado que me lo hice en la puerta de casa. La realidad es que fue un golpe  tras saltar un muro para coger unos higos, camino de la finca. A veces hago cosas que me van a costar un disgusto serio. Ya no tengo 20 años y me comporto como si los tuviera, salto, me subo a ls árboles. Así me doy los golpes que me doy, por atolondada.
Bueno, antes de contar la alegría que me ha supuesto volver a la naturaleza, voy a poner fotos del muro desde el que me tiré y donde me hice el esguince.
La tomé el día 28 de octubre, en que me aventuré a hacer el camino hasta la finca.

Atrás se ve  la higuera de los ricos higos. No le he cogido manía. El año que viene nos encontraremos de nuevo.
Era un día cálido de otoño, de este extraño otoño y la finca estaba preciosa. Tomé alguna foto.

Las viñas aún conservaban sus hojas verdes, como las higueras y todo tenía un aire veraniego.