Durante el paseo fui observando, recordando y, por supuesto, descubriendo cosas nuevas y asombrosas.
Recordé, por ejemplo, la tenaz búsqueda de agua realizada por la marabunta, bien para almacenarla, bien para que manase.
Dan testimonio de ello los cuatro grades agujeros excavados en diferentes partes de la finca.
El primero fue hecho con el propósito de almacenar agua:
En los dos siguientes quisieron hacer un pozo del que sacar agua:
En este último querían recoger el agua de los pozos anteriores:
Son muy parecidos, pero yo sé bien donde ubicarlos. Afortunadamente, el vecino, Miguel, nos deja recoger agua de su pozo y podemos regar en verano, porque estos sólo tienen agua en caso de grandes lluvias.
Escribo pasadas 3 semanas, pero son cosas que observé en aquel paseo.
No todo lo hecho por la marabunta carece de sentido: casi han logrado exterminar las zarzas, sin usar venenos, sólo a base de cortarlas (aquí yo he aportado mi granito de arena arrancando raices de las mismas).
Su obra más útil ha sido la construcción de esta escalera de tierra que da paso de la finca más baja a la más alta, justo a la altura de mi nido.
Otra de las obras magnas de la marabunta es el cerco de piedra colocado alrededor de las encinas del centro de la finca que delimitan un espacio muy bonito.
Dejo para lo último, la verdadera gran azaña de estos esforzados chicos: el camino de acceso desde la puerta de entradaque permite la entrada de coches y da la vuelta completa a la finca.
Y paseando, paseando realicé uno de mis grandes descubrimientos: ¡la nave en la que vienen los aliens desde su lejano planeta! Disimulada en el tronco de una vieja encina no ha pasado desapercibida para mis ojos.
También me di el lujo de recorrer la parte de la finca que da a la carretera que he dejado libre de rastrojos y permite apreciar mejor las dimensiones de ésta. Otro de mis grandes trabajos; me ha costado meses dejarla así.
Observé que no sólo tenemos chaparros en la finca, hay también hermosas encinas que ya deben tener unos cuantos años.
Como ejemplo pongo ésta que está junto a la calzada romana, otra de las grandes obras.
Un día provechoso, aunque no realicé ninguno de mis trabajos habituales. No quité ni un rastrojo.