Ahora si que he dicho adiós a la finca. Ayer, domingo, fui a la finca y ya estaba puesto el candado de la puerta. Con mucha decisión me colé por la finca del "Mangolo" y me dispuse a regar los árboles por última vez. se me complicó todo porque rompí la manilla de la puerta donde Miguel guarda los cubos, así que decidí irme.
Ni siquiera me quedé a comer la naranja y a fumar un pitillo. No me encontraba cómoda.
Sé que Miguel me va a dar una llave, iré alguna vez, pero dejaré de hacerlo progresivamente.
Aquello ya no es de Juanti y me alegro, porque cada vez veo más dificultades para tener la finca bien.
Siempre me quedará el recuerdo y si éste me falla, que no sería difícil, este blog.
Así que punto y final a una etapa.
Ahora falta vender mi casa para decir adiós a este pueblo que nunca me ha terminado de gustar, aunque tengo cosas que agradecer por haber vivido aquí.