viernes, 30 de septiembre de 2011

Ha pasado un año

Si,un año escribiendo este blog, registrando mis impresiones y vivencias en la finca.
Había pensado celebrar una fiesta donde nos reuniésemos toda la fauna de la finca, pero no he tenido tiempo de prepararla y tampoco hubiese sido fácil reunir a todos las especies que la pueblan o visitan.
Había pensado, incluso, en hacer fuegos artificiales. Bueno... que sea en el segundo aniversario.
Lo que si puedo hacer es un balance de este año.
El blog está dividido en dos partes, una primera en la que hago una descripción de la finca. Los árboles, flores, hierbas, estaciones, las charcas de agua tras la lluvia, etc. Todo ello visto desde fuera, como un visitante más.
El día en que me convertí en un animalito de la finca, empecé a quererla, a visitarla a diario, a tratar de mejorarla fue el día ocho de enero de 2011. Realmente, este sería el día del primer aniversario.
Desde esa fecha empecé a registrar lo que hacía en la finca, lo que iba aprendiendo, los cambios que se iban sucediendo.
En esta segunda parte vivo la finca desde dentro, como una parte más de ella.
He elegido mi nido, el lugar donde primero acudo y donde tengo mis cosas. Ahora, acogedor por la sombre de las encinas, en invierno lujosamente tapizado de musgo.
He fotografiado animales que nunca había visto, como la mantis religiosa y el sapo y otros que si conocía como la perdiz, la culebra o  las grullas.
Tuve la desagradable experiencia de ser picada por más de siete avispas que acababan de nacer de sus huevos. Me pusieron el brazo de pena.
He visto como las higueras se mostraban indecisas sobre se fructificar en brevas o higos. Han hecho de todo, el resultado, un desastre de cosecha.
He elegido mi flor favorita: la del olivo, delicada y discreta, bellísima. Y también mi hierba, el tomillo salsero, que crece sólo en un lugar de la finca y que quiero extender por el resto de ella.
Un año más he continuado en mi heroica lucha contra los aliens. Cada vez eligen una zona diferente donde reproducirse. He arrancado muchísimos, antes de que esparcieran su semilla y los he tirado lejos de la finca.
En invierno, en días de niebla, me he sentido dentro de un mundo fantasmal. Me gustan esos días. Durante esta estación, si hay suerte con las lluvias los pozos que Juanti y Alberto han hecho se suelen llenar de agua, como una ilusión de pozos.
Admití como especies de la finca a los que habitual u ocasionalmente van a ella, Juanti, Alberto, Marina, Albertina, Raquel, y Carlos. Últimamente se les ve sólo ocasionalmente, ocupados en sus quehaceres en otros habitat.
Y ya termino,  con el resumen de todos los resúmenes: los rastrojos y mi lucha sin igual contra los mismos. Ha sido mi principal ocupación durante el año, arrancarlos y arrastrarlos hasta la hondonada, no en vano soy de la familia de los escarabajos peloteros. pero es inútil, vuelven a crecer y cada vez más numerosos. Es una batalla perdida si no uso herbicidas. Me estoy planteando hacerlo en el camino principal y las lindes. Quitarme ese trabajo me permitiría tener más cuidados los cultivos y los árboles.
Tengo que decir que mi vida en la finca es agradable, casi feliz, si eso es posible. Me encuentro bien en ella y me sirve para eliminar el estrés de mi trabajo habitual.

martes, 27 de septiembre de 2011

LLegó el otoño





Ya ha llegado el otoño y el tiempo apenas ha sufrido variaciones. Las noches son más frescas pero a medio día el sol calienta como en pleno verano.
Y sigue sin llover.
Estamos en tiempo de vendimia. Todos los agricultores coinciden en que este año han tenido una mala cosecha. En la finca he ocurrido lo mismo. Es una pena ver  como el mildiu ha afectado a las vides, muchos  recimos han caido secos y las hojas estan carcomidas por este hongo.
Otras, apenas se han visto afectadas, pero son las menos.
Las uvas maduras, las bellotas de las encinas y la ligera brisa que en las mañanas suaviza la temperatura hacen presentir el otoño.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Camuflaje perfecto


El día 22, regando el avellano, vi una forma que se movía sigilosamente. Tenía el aspecto de un rastrojo, pero éstos no se mueven sino con el viento, que no soplaba en esos momentos. Me fijé bien y comprobé que se trataba de una mantis religiosa, perfectamente camuflada. Este inquietante insecto adopta el color del entorno para pasar desapercibido. Son perfectamente conscientes de que los estás mirando y se quedan inmóviles. Si te alejas inician su huida. Fue una suerte tener la cámara, he visto otros y no he podido fotografiarlos.
Impresionan, por su tamaño y por que sabemos que devoran a sus machos tras el acto sexual.
¡qué bichos tan extraños!

domingo, 4 de septiembre de 2011

Depósito de agua


Durante los tres últimos meses he tenido que llevar el agua para regar los árboles en el carrito de la compra. 
Llenaba las bombonas en casa o en la fuente y la llevaba a la finca. Cuando juntaba la necesaria, regaba, me traía las botellas vacías y vuelta a empezar.
Un trabajo duro en el que me han ayudado Marina, Carlos y Alberto en alguna ocasión (con su coche, claro). 
Desde hace dos años cogía el agua de la alberca que Miguel tiene junto a su pozo. Pero por algún motivo que desconozco me dijo que no cogiese más. Según me dijo tenía el motor estropeado.
Hace unas semanas llevó a la finca un depósito de agua, para hacer algo de obra. Lo ha llenado y me comentó que podía coger agua de él. 
Lo hago en un cubo con el que luego relleno las botellas. Necesito uno 60 litros para regar. Me ha facilitado mucho esta dura tarea. Los pobres árboles lo agradecen. 
De momento, el nogal no se ha secado, ha echado nuevos brotes. Y los demás parece que están bien. 
Un depósito feo, pero muy útil para mí.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Paisaje


De vez en cuando hay que dejar de mirar al suelo, levantar la vista y fundirse con los hermosos paisajes que rodean la finca.
Tenemos una vista privilegiada:la Peña de Cenicientos,  la Sierra de Gredos, la Peña de Cadalso, la Almenara, las sierras de San Vicente y de la Higuera y los lejanos Montes de Toledo se pueden comtemplar a través de los olivos y las encinas.
Es frecuente  ver los cielos surcados por el majestuoso (y no tengo otra palabra mejor para definirlo) vuelo de las águilas y otras rapaces.
O mirar despreocupadamente los caprichosas formas de las nubes.
Hasta ahora esto lo he hecho muy poco, obsesionada por los rastrojos, el estado de las viñas y los árboles. Desde ahora disfrutaré más de la inmensa belleza que me rodea.