Si,un año escribiendo este blog, registrando mis impresiones y vivencias en la finca.
Había pensado celebrar una fiesta donde nos reuniésemos toda la fauna de la finca, pero no he tenido tiempo de prepararla y tampoco hubiese sido fácil reunir a todos las especies que la pueblan o visitan.
Había pensado, incluso, en hacer fuegos artificiales. Bueno... que sea en el segundo aniversario.
Lo que si puedo hacer es un balance de este año.
El blog está dividido en dos partes, una primera en la que hago una descripción de la finca. Los árboles, flores, hierbas, estaciones, las charcas de agua tras la lluvia, etc. Todo ello visto desde fuera, como un visitante más.
El día en que me convertí en un animalito de la finca, empecé a quererla, a visitarla a diario, a tratar de mejorarla fue el día ocho de enero de 2011. Realmente, este sería el día del primer aniversario.
Desde esa fecha empecé a registrar lo que hacía en la finca, lo que iba aprendiendo, los cambios que se iban sucediendo.
En esta segunda parte vivo la finca desde dentro, como una parte más de ella.
He elegido mi nido, el lugar donde primero acudo y donde tengo mis cosas. Ahora, acogedor por la sombre de las encinas, en invierno lujosamente tapizado de musgo.
He fotografiado animales que nunca había visto, como la mantis religiosa y el sapo y otros que si conocía como la perdiz, la culebra o las grullas.
Tuve la desagradable experiencia de ser picada por más de siete avispas que acababan de nacer de sus huevos. Me pusieron el brazo de pena.
He visto como las higueras se mostraban indecisas sobre se fructificar en brevas o higos. Han hecho de todo, el resultado, un desastre de cosecha.
He elegido mi flor favorita: la del olivo, delicada y discreta, bellísima. Y también mi hierba, el tomillo salsero, que crece sólo en un lugar de la finca y que quiero extender por el resto de ella.
Un año más he continuado en mi heroica lucha contra los aliens. Cada vez eligen una zona diferente donde reproducirse. He arrancado muchísimos, antes de que esparcieran su semilla y los he tirado lejos de la finca.
En invierno, en días de niebla, me he sentido dentro de un mundo fantasmal. Me gustan esos días. Durante esta estación, si hay suerte con las lluvias los pozos que Juanti y Alberto han hecho se suelen llenar de agua, como una ilusión de pozos.
Admití como especies de la finca a los que habitual u ocasionalmente van a ella, Juanti, Alberto, Marina, Albertina, Raquel, y Carlos. Últimamente se les ve sólo ocasionalmente, ocupados en sus quehaceres en otros habitat.
Y ya termino, con el resumen de todos los resúmenes: los rastrojos y mi lucha sin igual contra los mismos. Ha sido mi principal ocupación durante el año, arrancarlos y arrastrarlos hasta la hondonada, no en vano soy de la familia de los escarabajos peloteros. pero es inútil, vuelven a crecer y cada vez más numerosos. Es una batalla perdida si no uso herbicidas. Me estoy planteando hacerlo en el camino principal y las lindes. Quitarme ese trabajo me permitiría tener más cuidados los cultivos y los árboles.
Tengo que decir que mi vida en la finca es agradable, casi feliz, si eso es posible. Me encuentro bien en ella y me sirve para eliminar el estrés de mi trabajo habitual.
Tuve la desagradable experiencia de ser picada por más de siete avispas que acababan de nacer de sus huevos. Me pusieron el brazo de pena.
He visto como las higueras se mostraban indecisas sobre se fructificar en brevas o higos. Han hecho de todo, el resultado, un desastre de cosecha.
He elegido mi flor favorita: la del olivo, delicada y discreta, bellísima. Y también mi hierba, el tomillo salsero, que crece sólo en un lugar de la finca y que quiero extender por el resto de ella.
Un año más he continuado en mi heroica lucha contra los aliens. Cada vez eligen una zona diferente donde reproducirse. He arrancado muchísimos, antes de que esparcieran su semilla y los he tirado lejos de la finca.
En invierno, en días de niebla, me he sentido dentro de un mundo fantasmal. Me gustan esos días. Durante esta estación, si hay suerte con las lluvias los pozos que Juanti y Alberto han hecho se suelen llenar de agua, como una ilusión de pozos.
Admití como especies de la finca a los que habitual u ocasionalmente van a ella, Juanti, Alberto, Marina, Albertina, Raquel, y Carlos. Últimamente se les ve sólo ocasionalmente, ocupados en sus quehaceres en otros habitat.
Y ya termino, con el resumen de todos los resúmenes: los rastrojos y mi lucha sin igual contra los mismos. Ha sido mi principal ocupación durante el año, arrancarlos y arrastrarlos hasta la hondonada, no en vano soy de la familia de los escarabajos peloteros. pero es inútil, vuelven a crecer y cada vez más numerosos. Es una batalla perdida si no uso herbicidas. Me estoy planteando hacerlo en el camino principal y las lindes. Quitarme ese trabajo me permitiría tener más cuidados los cultivos y los árboles.
Tengo que decir que mi vida en la finca es agradable, casi feliz, si eso es posible. Me encuentro bien en ella y me sirve para eliminar el estrés de mi trabajo habitual.