jueves, 8 de diciembre de 2011

¿Adiós a la finca?

Ayer me dijo Juanti que está en negociaciones con Miguel (dueño de Estrella) para vender o alquilar con opción a compra la finca.
Bueno, no me llevo un disgusto por ello.  La finca es demasiado grande para cuidarla sin los medios adecuados.
Yo me quedaría con un trocito de ella, el que puedo abarcar, las viñas de la entrada y mi placita. De todo lo demás puedo prescindir, sobre todo de la finca de abajo, que tiene rincones preciosos, pero escondidos entre los rastrojos, imposibles de apreciar.
Lo cierto es que la finca precisa dinero y personal para cuidarla: arrancar las viñas viejas, sanear las higueras, podar los olivos, ararla cada año, quitar los chaparros y dejar las encinas limpias, en fin, una serie de cosas para las que necesitas conocimientos y herramientas.
Pero creo que los planes de Miguel van por otro lado, quiere hacer una ganja de vacas. Cierto es que la ganadería renta más que la agricultura, con lo que la finca perderá su aspecto actual y se llenará de malos olores. Una pena.
Pero me alegro que Juanti se libre de este terreno, al que, yo creo, ha perdido todo su aprecio. Él la compró con otra intención, sobre todo por las niñas y no le han salido los planes. Al menos recuperará todo su dinero, lo que no es corriente en estos tiempos de crisis.
He sido yo la que más ha disfrutado de la finca. Lo que he adquirido yendo a ella, estando en contacto tan directo, es a amar la naturaleza, el esfuerzo físico, la tenacidad. El balance no está mal.
 Los hermanos nos hemos visto más, estábamos muy desunidos y allí, aunque hayamos peleado, al menos hemos estado juntos.
Yo llevo dos años intentando vender la casa de Cenicientos que es demasiado grande para mí y me tiene atada a un trabajo que estoy terminando por odiar.
Sé que perderé dinero al venderla, pero no me importa, quiero irme de aquí, empezar algo nuevo. No sé el qué, pero quiero cambiar, no puedo acabar aquí mi vida.
Se aproxima el fin de un ciclo.
Me gustaría poder decir : adiós finca, adiós casa, adiós Cenicientos.

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