domingo, 12 de junio de 2011

Maravilloso descubrimiento




En ocasiones, sobre todo después de las lluvias, pasaba por lugares que olian  de forma  embriagadora.
Este mismo olor lo percibí en la finca, en el camino izquierdo, tras las últimas lluvias. Miré con atención entre las plantas que por allí crecen y descubrí en el propio camino y en un lateral el origen de ese olor: el tomillo blanco, una planta con numerosas aplicaciones médicas y gastronómicas. Un lujo de la naturaleza por muchos motivos.
Al estar en un camino su destino era ser cortado por la marabunta y arrastrado por el escarabajo pelotero.
Así que las arranqué con cuidado y las planté en otros lugares más protegidos. Algunas ya se han secado y otras van sobreviviendo. Espero que sus semillas germinen en marzo o abril y se expandan por la finca.
Si en vez de rastrojos molestos e insevibles, el tomillo se extiendiera por la finca, ésta se conviertiría en un lugar de ensueño, como el propio jardín del profeta.

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